En comparación con los resultados presidenciales de 2018, el PAN de Marko Cortés retrocedió, el PRI de Alito Moreno se encogió y el PRD de Jesús Zambrano tiene un pie fuera de la cancha.
Agencias
A diferencia de hace seis años, los partidos MC y PVEM optaron por cambiar de estrategias.
Movimiento Ciudadano, que un sexenio atrás se había coaligado con Acción Nacional y el PRD para abanderar a Ricardo Anaya, decidió desde las elecciones intermedias de 2021 ir solo a las contiendas electorales vendiéndose como una tercera opción distinta a las que representan la 4T y la alianza opositora del PAN-PRI-PRD. El partido de Dante Delgado además decidió apostar por los ‘primovotantes’ y enfocó sus baterías en captar el voto joven.
Pese a las críticas de un sector de la oposición, que tildó a los militantes de MC de esquiroles de Morena, la estrategia ‘fosfo fosfo’ dio resultado puesto que MC pasó de tener poco más de un millón de votos en 2018 a reunir 5.8 millones en la elección presidencial del domingo, multiplicando casi seis veces su fuerza electoral.
Su candidato a la Presidencia, Jorge Álvarez Máynez, destacó el resultado histórico que obtuvieron desde la fundación de dicho movimiento.
El PVEM, que en 2018 compitió en alianza con el PRI para impulsar la candidatura de José Antonio Meade, no tardó en abandonar ese barco y plegarse a Morena tras el triunfo avasallador de Andrés Manuel López Obrador y su movimiento.
Al cierre del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), los emecistas terminaron posicionándose como la tercera fuerza, por debajo de Morena y el PAN, y desplazando al PRI al cuarto lugar. En quinta posición quedó el Partido Verde.
El sexto sitio fue para el Partido del Trabajo (PT), mientras que todo apunta a que el PRD perderá su registro a nivel nacional al no lograr el umbral mínimo de votación de tres por ciento.
Los viejos partidos se achican
En la nueva reconfiguración política del país, los grandes perdedores fueron los partidos de la alianza opositora, encabezados por Marko Cortés (PAN), Alejandro Moreno (PRI) y Jesús Zambrano (PRD).
El Partido Revolucionario Institucional, que ya venía de una mala racha en la elección presidencial de 2018, perdió aún más votos en los comicios recientes, pasando de 7.7 a 5.4 millones.
El que por décadas fue el partido hegemónico en México, ahora ocupa un modesto cuarto lugar en las preferencias de los ciudadanos.
En medio de la debacle de la oposición, el Partido Acción Nacional no tuvo tan mala suerte: sólo perdió 900 mil votos, al pasar de 10 a 9.1 millones entre 2018 y 2024, y refrendó su lugar como segunda fuerza en el tablero político.
El que parece tener las horas contadas es el PRD, el partido de izquierda más importante de México hasta la aparición de Morena.
Según el PREP, el ‘sol azteca’ no alcanzó el tres por ciento de la votación en ninguna de las elecciones federales: obtuvo 1.9 por ciento de los sufragios en la presidencial, 2.3 por ciento en senadurías y 2.5 por ciento en diputaciones, por lo que se acerca su ocaso.
De acuerdo con el artículo 94 de la Ley General de Partidos Políticos, es motivo de pérdida del registro “no obtener en la elección ordinaria inmediata anterior, por lo menos el tres por ciento de la votación válida emitida en alguna de las elecciones para diputados, senadores o Presidente de
Hace seis años el ‘partido amarillo’ estuvo a nada de perder su registro. Y cuando parecía imposible que a los perredistas les pudiera ir peor, terminaron con un resultado aún más desastroso el domingo al sumar apenas 1.1 millones de votos en la elección presidencial.
Para entender la magnitud de la debacle, las urnas se llenaron de más votos nulos (1.3 millones) que de sufragios para el PRD.
Su última esperanza para sobrevivir es que en los cómputos distritales (los resultados finales de la elección) consiga más votos que lo lleven a rasguñar al umbral del tres por ciento.
“La alianza PAN-PRI-PRD es muy poco efectiva. De la totalidad de estados en la que compitió de 2018 a 2023, perdió en el 83% de las ocasiones”, escribió recientemente la politóloga Viri Ríos.
Los dirigentes del PAN, PRI y PRD –que no tuvieron empacho en salir después de las 18:00 horas del domingo a proclamarse ganadores para después tener que reconocer su derrota– han descartado poner sus renuncias en la mesa.
El panista Marko Cortés ha señalado que se apegará a los estatutos de su partido, que marcan la renovación de las dirigencias una vez pasado el proceso electoral. En este sentido, dijo que “en breve” iniciará dicho proceso.
Alito Moreno afirmó que no dejará la dirigencia nacional del PRI hasta que tenga lugar su asamblea nacional. Quien en medio de las campañas ofreció renunciar a la presidencia de su partido si Jorge Álvarez Máynez declinaba en favor de Xóchitl Gálvez, ahora busca apegarse al proceso de relevo del partido.
“Estamos en el momento más complejo del país, hemos dado la batalla y, como se dice, no vamos a tirar el arpa”, dijo el campechano.
Pese a la derrota por paliza que sufrieron, los tres dirigentes tienen asegurado una curul y fuero por seis años al haberse colocado ellos mismos en el primer lugar de las listas plurinominales de sus respectivos partidos al Senado.
PT y Morena, con crecimientos modestos
A diferencia de sus aliados verdes, el PT y Morena no tuvieron crecimientos tan sorprendentes entre las elecciones presidenciales de 2018 y 2024.
En ese lapso Movimiento Regeneración Nacional (Morena) pasó de 25.2 a 25.3 millones de votos (incremento de 0.6 por ciento) en tanto que Partido del Trabajo (PT) creció de 3.4 a 3.6 millones (5.1 por ciento).
El que Claudia Sheinbaum haya obtenido más votos que los que López Obrador consiguió en 2018 fue gracias a los votos aportados por el PVEM.
